El monstruo devorador de eses es uno de los mas conocidos y mas fáciles de detectar aunque no puede ser visto a simple vista. A diferencia de su homófono primo lejano, el devorador de heces, este pequeño gusanillo es un acúfago, osea, se alimenta de sonidos.
Se aloja habitualmente en la parte superior del paladar y gusta de los sonidos reverberantes, como la pronunciación de la letra "S" al final de las palabras, esto produce que el portador de esta criatura no pueda concluir correctamente las palabras.
Un ejemplo claro es un individuo que al intentar solicitar algún tipo de explicación por un acto realizado por otra persona dice: "¡eh vo'! ¿¡que hace!?"
No se ha determinado si este parásito es contagioso, al parecer no, pero pareciera darse en grupos de personas que tienen por común el lugar de nacimiento.
Nivel de riesgo: Bajo, aunque puede ser un poco molesto para los oyentes.